Inflamación crónica de bajo grado

Inflamación crónica de bajo grado

Cuando una persona padece una patología o alteración que le provoca dolor de manera crónica, en muchas ocasiones nos olvidamos o ignoramos que además de tener este dolor a modo de síntoma de alarma evidente lo más probable es que tenga una inflamación sistémica de bajo grado (low grade inflamation) que ayuda a perpetuar la patología.

En muchas ocasiones la persona no siente que tiene esta inflamación constante, por ello se llama de bajo grado, pero a nivel analítico se puede observar un aumento del nivel de citoquinas inflamatorias y un aumento en la infiltración de macrófagos en tejidos sin que ello induzca perdida de funcionalidad del tejido infiltrado ni se observe lesión.

Si la persona tiene obesidad, esta inflamación será más sistémica y se ha visto que tiene mucha relación con afectaciones cardiológicas y metabólicas. Si los macrófagos invaden el tejido adiposo de manera prolongada el resultado es una elevación de lipoproteinas oxidadas, radicales libres y por consiguiente daño en el endotelio vascular, aterogenesis, hipertensión arterial, dislipemias y diabetes tipo 2.

Este tipo de inflamación de bajo grado aun no se contempla en medicina convencional y queda mucho por investigar en cuanto a los patrones moleculares asociados a los daños metabólicos.

La conclusión que sí se ha evidenciado al respecto es que la inflamación crónica de bajo grado se acentúa como consecuencia del sedentarismo, el estrés prolongado, malos hábitos de vida, alimentarios, abuso de fármacos y toxicidad medioambiental.

Esta inflamación suele originarse en el sistema digestivo y afecta directamente al estado de nuestra microbiota. Hoy en día ya son numerosos los estudios que relacionan la alteración de la microbiota con la manifestación de varias patologías y la realidad es que solo atendemos a nuestro sistema digestivo cuando nos provoca molestias.

En la mayoría de personas que padecen de dolor crónico hay detrás un intestino que presenta una alteración de su microbiota.

Que podemos hacer para mejorar esta situación?

Seguir una dieta antiinflamatoria ByeByePain: 

  • Evitar por completo el consumo de: el consumo de alcohol, bebidas carbonatadas y azucaradas, bolleria industrial, ultraprocesados, refinados, grasas trans y exceso de saturadas de mala calidad, embutidos y carnes procesadas.
  • Moderar el consumo de: hidratos de carbono de alto indice glicémico aunque no tengan gluten, alimentos muy dulces o saldados aunque sean de origen natural, como la repostería artesanal, carne de calidad, eco y de pasto.
  • Promover el consumo de: Vegetales y frutas, pescado de calidad, Grasas de alta calidad como el aceite de oliva virgen extra prensado en frio, alimentos ricos en acidos grasos oleico y omega 3, huevos ecológicos.

El ayuno intermitente:

El ayuno intermitente puede ser muy interesante para ayudarnos a optimizar los beneficios de una buena dieta antiinflamatoria siempre y cuando en el resto de ingestas del día no hagas atracones de comida. 

No nos extenderemos a explicarlo detalladamente en este articulo ya que hablaremos de él muy pronto. De momento, lo más importante en este punto, es asegurarte de que respetas un ayuno de 12 horas cada noche, por ejemplo: si cenaste a las 20:00h no desayunas hasta las 8:00h.

Controlar la ingesta excesiva de calorías y combatir la obesidad:

No promovemos en ningún caso una dieta hipocalórica permanente como solución eficaz para controlar el sobrepeso. Para ello es mucho más efectiva una buena dieta antiinflamatoria adaptada a tus necesidades individuales acompañada de el ejercicio físico adecuado a tu cuerpo.

Sueño y descanso de calidad:

Muy habitualmente las personas que presentan inflamación y dolor crónico tienen también problemas para dormir. 

La relación inflamación-dolor-sueño es bidireccional, es un pez que se muerde la cola, el dolor produce mala calidad del sueño y a su vez, la falta de sueño produce una mayor fatiga que conlleva más inflamación y sensibilidad al dolor.

Una buena higiene del sueño y el aprendizaje de hábitos saludables son imprescindibles para romper este círculo vicioso y mejorar los trastornos del sueño y con ello la calidad de vida.

Ejercicio físico regular: 

El ejercicio regular es un tratamiento antiinflamatorio de por sí. No sirve salir a caminar, o hacer los movimientos rutinarios que nuestro día a día nos reclama, se trata de hacer una actividad física/deportiva planificada, con unos objetivos en cuanto al trabajo de fuerza, flexibilidad y resistencia cardiovascular adaptados a las necesidades de cada un@, pero que represente unos estímulos suficientes como para generar esta respuesta antiinflamatoria. También hablaremos de ello más extensamente en futuros artículos.

Mejorar la calidad de la microbiota:

Numerosos estudios demuestran la relación entre el mal funcionamiento del sistema digestivo debido, especialmente, a una alteración de las bacterias que componen la microbiota y la inflamación crónica de bajo grado que acaba orquestando mayores consecuencias en el organismo.

Una disbiosis prolongada en el tiempo (alteración de la microbiota intestinal) está asociada a una carga inflamatoria constante. Esta inflamación se caracteriza por la presencia de citoquinas proinflamatorias, que son capaces de causar daño en la mucosa intestinal, desencadenando varias alteraciones como: problemas en la absorción debido al daño o rotura de las uniones de las células de la mucosa (permeabilidad intestinal) y alteraciones en el tránsito intestinal entre otros. La falta de biodiversidad de la microbiota se relaciona con alteraciones de la respuesta inmunitaria.

Esta situación va generando que la carga inflamatoria crónica de bajo grado sea cada vez más sistémica y generalizada con la consecuente afectación de otros órganos: cerebro, riñón, pulmón, corazón, la aparición de varias patologías y alteraciones en el estado de ánimo como la ansiedad o apatía.

Suplementación natural:

Existen varios suplementos nutricionales que pueden ser muy eficaces para ayudarnos a reducir inflamación y dolor. Es muy importante que sean de calidad, que estén bien pautados por un profesional experto que tenga muy en cuenta las carencias que presenta la persona, las interacciones con medicamentos que pueda estar tomando y sinergias entre los diferentes componentes. Algunas de estas substancias o plantas son:

  • Boswelia
  • Harpagofito
  • Enzimas
  • Quercetina
  • Magnesio
  • PEA
  • Cúrcuma
  • Omega-3, y muchos otros. Iremos hablando de ellos en futuros artículos. 

Como ves, el dolor crónico es un problema complejo que requiere un abordaje integrativo de nuestro organismo. Muchas veces detrás de él se esconde una inflamación de bajo grado que a menudo puede tener su origen en el sistema digestivo, aunque éste no te de síntomas. Aunque tú no te des cuenta, cada día se libra una batalla en tus intestinos. El sistema inmunitario tiene que lidiar con substancias inflamatorias que introducimos desde nuestra dieta, y se genera una inflamación silente pero persistente que va mermando nuestras defensas y generando estrés oxidativo que desgasta nuestros tejidos…y entonces tenemos dolor crónico y no entendemos porqué.

Esperamos que este artículo te haya dado un poco más de luz a tu problema y que revises e investigues qué hábitos pueden estar detrás de tu dolor.

Deja un comentario