El dolor de espalda y el sistema fascial

El dolor de espalda y el Sistema Fascial

En el artículo «La Matriz extracelular o Sistema Fascial« introdujimos la fisiología básica de este tejido continuo que recubre todas las estructuras corporales y vimos sus principales características.

Desde hace algunos años la ciencia está haciendo avances importantes en relación al a este sistema, y se está investigando la relación entre las fascias y el dolor de espalda. Algunos de estos estudios muestran resultados interesantes, por ejemplo:

  • Compararon 2 grupos de personas, uno de los grupos tenían dolor de espalda y el otro grupo no. En este estudio vieron que el movimiento entre las distintas capas fasciales se ve disminuido en las personas que tienen dolor. Éstas muestran un exceso de fibras de colágeno en aquellas zonas donde hay menor deslizamiento.
  • Otros científicos estudiaron cómo después de 3 semanas de llevar un brazo enyesado hay una sobreproducción de colágeno desorganizado y caótico con su consiguiente pérdida de función. Esto prueba que el movimiento es necesario para mantener la fascia en buen estado. Las malas posturas y el sedentarismo puede hacer engordar, fibrosar y rigidificar el tejido, provocando adherencias que a menudo provocan dolor en estas zonas. En la zona lumbar tenemos la fascia toraco-lumbar, una estructura muy amplia que tiene diferentes capas, de más superficial a más profundas, y que conecta la pelvis con el tronco y las extremidades superiores. La postura sedentaria, es decir, estar sentados sin movernos durante horas, día tras día, sin hacer actividad física regular provoca un engrosamiento de esta fascia con más fibras de colágeno, más desorganizadas, rígidas y con adherencias. Dentro de la investigación de las fascias se está estudiando mucho porque es muy probable que en estas situaciones la fascia toraco-lumbar sea la estructura «dañada» que provoca el dolor lumbar inespecífico o lumbálgia.
  • En un experimento que hicieron con ratones de laboratorio, les hicieron una pequeña herida. A un grupo les hacían hacer ejercicio (con la típica rueda) y al otro no. Descubrieron, como los ratones que sí hacían ejercicio recuperaban más rápido la lesión.
  • Está demostrado que para mantener nuestro cuerpo y nuestras fascias saludables tenemos que movernos, pero además también necesitamos otro factor fundamental: EL AGUA. El tejido conectivo elástico, las fascias, son un gran depósito de agua. Puede contener hasta un 70% de agua en su composición, dependiendo de la edad más o menos. Los fibroblastos, células propias del tejido conectivo (hablamos de ellas en «Las Fascias: lo que de verdad nos une. Parte 2»), unas generan colágeno y otras ácido hialurónico. El hialurón es el lubricante de nuestro tejido conectivo, la molécula forma una estructura de esponja que puede ir acumulando moléculas de H2O. Si no hay suficiente hialurónico el tejido se vuelve rugoso y quebradizo, como una toalla que roza entre sí. De estos hallazgos podemos deducir la importancia que tiene estar bien hidratados para nuestro tejido conectivo. En esta línea se ha estudiado que realizar masajes lentos y con una presión mantenida, como si escurriéramos una esponja, al soltar la presión esa zona se rehidrata. Durante el masaje o los movimientos las fibras de colágeno se realinean, los fibroblastos producen ácido hialurónico nuevo que se reemplaza por el viejo. También se ha comprobado que con el movimiento propio, es decir el ejercicio físico, se llega a un aumento de la temperatura que aumenta el metabolismo y produce una mayor actividad enzimática que con el masaje. En este sentido se ha visto que el ejercicio físico es más efectivo que la terapia manual para la rehidratación del tejido conectivo. Con ejercicio regular los fibroblastos comienzan la producción de colágeno nuevo en sólo 3 días, y afloja la fascia enmarañada, sin embargo puede demorar un año hasta que el tejido adherido se desmarañe por completo.
  • El deporte intenso produce heridas en telaraña en el tejido fascial, son micro-lesiones. Es muy importante dejar descansar al cuerpo, sobretodo durmiendo las horas necesarias y descansando lo suficiente antes del siguiente entrenamiento, dependiendo en cada caso en función del tipo de deporte y de la intensidad del mismo.
  • ¿En qué medida la fascia es sensible al dolor? En relación a esta pregunta encontraron terminaciones nerviosas bastante densas en la fascia toraco-lumbar. Midieron qué tejido estaba más relacionado con la sensibilidad del dolor, ¿la fascia o el músculo? Los resultados mostraron que al estimular la fascia la influencia que tiene en la célula nerviosa es significativamente mayor que los receptores en el músculo. Demostraron con esto que la fascia es una enorme red de sensibilidad, y están muy inervadas por receptores del dolor. Esta investigación abre una hipótesis de trabajo en síntomas como el dolor crónico o la fibromiálgia…hasta qué punto la calidad del sistema fascial puede estar afectado en estos casos?
  • Y una última relación que se ha investigado en el campo de la fascia es la relación entre este sistema y el estrés. Los científicos han encontrado fibras nerviosas simpáticas (sistema nervioso autónomo) en el tejido fascial. Cuando estamos estresados los mecanismos de alerta de nuestro organismo se disparan, y nuestro sistema nervioso central está más atento a los mensajes que llegan. Esto podría explicar porque personas que tienen dolor crónico cuando están con más estrés tienen más dolor...no porque haya más daño sino porque el volumen de mensajes que llegan a nuestro cerebro está más elevado, de entre los mensajes de alerta que tenemos está también la NOCIOCEPCIÓN, es decir, EL DOLOR. Estas mismas personas habrán notado también que cuando más relajadas están menos dolor tienen.

Cómo veis hay buenos avances en la evidencia científica en relación con el dolor, pero como pasa muchas veces con la investigación científica no acaba de llegar al público general y buenos hallazgos se quedan en el aire y no son «aterrizados» en la práctica, o tardan bastante tiempo en llegar a la mayoría de la población.

Si queréis profundizar con este tema os dejamos un vídeo documental que habla sobre todo lo explicado en este artículo y en el que nos hemos basado para escribirlo. Esperamos que os haya parecido interesante y que tal vez os ayude a entender en qué medida vuestras fascias puedan estar implicadas en el dolor crónico que podáis estar padeciendo.

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