Los 7 Factores que pueden estar manteniendo tu dolor

Los 7 Factores que pueden estar manteniendo tu dolor

En varias ocasiones hemos explicado que el dolor es una experiencia sensorial, compleja y única para cada persona y que su principal objetivo es informarte del potencial peligro/daño que estás sufriendo (o puedes sufrir).

El manejo de la resolución del dolor es un tema complejo, en el que intervienen múltiples factores.

Desde Byebyepain sabemos que puede ser perpetuado por varias factores, estilo de vida o malos hábitos. 

Hoy toca hablar sobre algunas de estas causas para poder ser cada vez más conscientes de lo bien o mal que estamos haciendo las cosas.

1. Alimentación inadecuada:

A través de la alimentación es posible contrarrestar los efectos oxidativos e inflamatorios o todo lo contrario, podemos fomentar que el organismo este cada vez más inflamado y oxidado. Esto depende de los alimentos que escojamos para nutrirnos habitualmente. 

Hoy en día tenemos numerosos estudios que demuestran que una dieta rica en grasas trans, carnes procesadas, alcohol, fritos, cereales refinados, ultraprocesados, azucares o edulcorantes como el aspartamo se asocia a la presencia en sangre de varios marcadores de inflamación, estrés oxidativo y por consiguiente a un incremento del dolor crónico. 

Numerosos estudios demuestran que una alimentación rica en vegetales de temporada, promueve una acción antiinflamatoria del organismo. Esto se debe especialmente a su aporte de ciertos minerales, vitaminas y polifenoles que tienen interesantes propiedades antioxidantes y antiinflamatórias. 

2. Depuración insuficiente:

El cuerpo humano dispone de complejos mecanismos de desintoxicación mediante los cuales neutraliza las toxinas y las convierte en formas menos tóxicas para poder excretarlas.

Si la cantidad de toxinas es mayor a la que los emuntorios (órganos de desintoxicación: intestino, pulmones, riñones, piel e hígado) pueden eliminar, el organismo se verá en la necesidad de almacenar estos tóxicos en lugares del cuerpo, como el tejido adiposo (la grasa), para que así sean menos perjudiciales para la salud. 

Por lo tanto, el deterioro o mal funcionamiento de los procesos normales de eliminación, debido a malos hábitos de vida o a exposición excesiva a tóxicos, perpetuará en el organismo un estado constante de inflamación sistémica y muy posiblemente dolor crónico.

3. Falta de movimiento o sedentarismo:

Hay una creencia muy generalizada de que “si me duele, no me muevo”, pero es errónea. De hecho, muchos dolores no traumáticos son por falta de movimiento, por sedentarismo (falta de ejercicio/actividad física).

El sedentarismo se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo de enfermedades crónicas como: obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades autoinmunes. No hay duda, la falta de movimiento nos enferma. 

4. Falta de descanso o sueño inadecuado:

Los trastornos del sueño que presentan las personas que padecen dolor crónico tienen una relación directa y recíproca con la intensidad de dolor que sufren y recientes investigaciones confirman que ciertas patologías, como las enfermedades reumáticas o las migrañas, se asocian con mayor disfunción del sueño. 

Podemos decir que la relación dolor-sueño es bidireccional, es un pez que se muerde la cola, el dolor produce mala calidad del sueño y a su vez, la falta de sueño produce una mayor fatiga que conlleva más sensibilidad al dolor. 

Por lo tanto, una buena higiene del sueño y el aprendizaje de hábitos saludables serán imprescindibles para romper este círculo vicioso y mejorar los trastornos del sueño y con ello la calidad de vida. 

5. Malos pensamientos y creencias erróneas:

El dolor crónico fácilmente nos puede llevar a pensamientos negativos, frustrantes y debilitantes 

¿Qué diagnóstico/etiqueta te han dado para tu problema?

La mala interpretación de este diagnóstico se convierte en la creencia de que crónico también significa:

“No tiene solución” “Es para siempre”  “Tengo que vivir con ello”.

Estas interpretaciones son FALSAS, tenemos que desprendernos de ellas si sufrimos dolor o dolencias crónicas, porque uno de los factores de mantenimiento del problema son estas creencias. Si crees este tipo de afirmaciones tu sistema nervioso generará la química para mantener los mecanismos de alarma e inflamación, porque “el dolor es para siempre”. Este es el mensaje que le mandas a tu cuerpo desde tu centro de control, el sistema nervioso. 

6. Estrés mantenido en el tiempo:

Sabemos que el estrés puntual y controlado nos puede ayudar a afrontar ciertas situaciones de la vida, el problema viene cuando el estrés se prolonga en el tiempo y la persona tiene la sensación de vivir bajo el efecto de un tsunami.

Las consecuencias de permanecer por tiempo prolongado en una situación de vida “desbordante”, como muchos lo definen, lleva a las personas a padecer múltiples trastornos orgánicos y psicológicos.

El estrés prolongado puede generar agotamiento emocional y físico, trastornos del sueño, ansiedad, irritación, problemas digestivos y por supuesto dolor articular y muscular.

El estrés es uno de los factores que aumenta el riesgo de sufrir dolor muscular,  especialmente de espalda y altera la sensibilidad de los receptores del dolor.

En situación de estrés los músculos se contraen, hay una rigidez constante de los nervios que inervan el tejido muscular y en muchas ocasiones se produce una compresión a nivel vertebral que provoca mucho dolor y limitación en el movimiento. Cuando esta alteración se prolonga en el tiempo el dolor se crónifica y hay mayor riesgo de sensibilidad central.

7. Sufrimiento emocional continuo:

Si tu sistema neuroinmune percibe e interpreta una emoción como amenazante o potencialmente peligrosa para ti puedes experimentar dolor, si el sufrimiento se prolonga por largo tiempo y se apodera de nuestro ser, el dolor podrá cronificarse más fácilmente.

Has de Reflexionar sobre los niveles de estrés físico y emocional que hay en tu vida y averiguar qué mantiene a tu cuerpo en estado de alarma constante.

No olvides que cuando hay estrés y sufrimiento constantes, el cuerpo físico se bloquea para protegerte, dificultando con así el proceso de recuperación. 

Así que, con todo lo que te hemos contado ahora te toca pasar a la acción:

  • Revisa tus miedos y toma consciencia de que es lo que te está haciendo sufrir.
  • Reconoce y evita, tanto como puedas, las relaciones tóxicas.
  • Apuesta por un sueño nocturno de calidad, respetando las mejores horas de descanso para ti.
  • Revisa lo que comes, reflexiona en como de “real” es tu alimentación.
  • Recuerda que el sedentarismo es una mala opción y perpetua el dolor, así que activa tu cuerpo.
  • Sobretodo, revisa las creencias limitantes que puedas tener acerca del dolor que estas teniendo.

Y, por supuesto, si este trabajo no puedes hacerlo sol@, no dudes en pedir ayuda.

Adiós, Dolores!